En primer lugar vamos a
distinguir entre: ronquera transitoria, ronquera permanente o disfonía y
afonía.
- La ronquera transitoria es la pérdida parcial
de la voz en un momento determinado debido a un mal uso o abuso de la voz.
¿Quién no ha perdido la voz tras un concierto, una excursión o una noche en una
discoteca?
- La ronquera permanente o disfonía es la
pérdida permanente de parte de la voz. Como ya vimos en el post anterior,
quedan afectados uno o varios parámetros vocales. Ésta puede deberse a un
problema orgánico, a un mal uso o abuso constante de la voz, a alteraciones
psicológicas o auditivas.
Las
personas que la padecen necesitan tratamiento para su cura.
- La afonía es la pérdida total de la voz por
las causas anteriormente definidas. En este caso no hay nada de voz y se puede
considerar “mudas” a las personas que la padecen.
También
requieren de un tratamiento exhaustivo multidisciplinar.
En todos los casos los
signos de alerta son evidentes: hay pérdida
total o parcial de la voz o escuchamos que nuestra voz no suena como siempre,
decimos que es una voz “sucia” en la que algunos de los parámetros están
afectados.
En el día a día podemos
sospechas que presentamos una afección vocal cuándo:
- Al final del día
hay pérdida de la voz.
- Ronquera
persistente en el tiempo o que suceda varias veces en poco tiempo.
- En una frase
larga, el volumen del final, es mucho más bajo.
- Dificultad para
hablar al levantarse.
- Incapacidad para
hablar a un volumen bajo.
- Si tras un concierto,
excursión, campamento… hay pérdida de voz.
- Pérdida total o
parcial tras un discurso largo.
En muchos casos este signo
puede acompañarse de otros como:
- Dolor de
garganta.
- Catarros.
- Venas marcadas en
el cuello al hablar.
- Sequedad de boca.
- Falta de aire en
las emisiones…
Además hay otros agentes
externos que colaboran a presentar una voz “sucia” como:
- Ser fumador.
- Bebidas demasiado
frías o demasiado calientes.
- Comidas muy
picantes o condimentadas.
- Uso de
calefacción por aire o aire acondicionado…
Si además por nuestra
forma de ser tenemos tendencia a:
- Llevar un ritmo
general rápido.
- Carraspear con
frecuencia.
- Gritar.
- Susurrar mucho.
- Hablar muy
rápido…
Esto va a perjudicar
nuestra voz haciendo que la usemos de forma incorrecta.
Por todo esto, si se presenta una patología de la voz crónica o
transitoria que va acompañada de otros signos y en los que intervienen agentes
externos perjudiciales es aconsejable acudir a un especialista para realizar
una valoración y un tratamiento.
En el caso de disfonías transitorias,
el tratamiento es preventivo, pero en el de disfonías permanentes o afonías se
requiere un tratamiento combinado multidisciplinar.
Debemos tener en cuenta
que hay personas que tienen tendencia a padecer afecciones de la voz. Son
aquellas que por su forma de ser (ritmo rápido, habla rápida, volumen alto…) o
por su profesión (maestros, profesores, cantantes, actores…) o por algo que les
suceda en la vida (trauma, accidentes, enfermedad…) pueden generar una
patología vocal importante.
En estos casos, la
prevención es clave pues esa forma de ser, profesión o lo que les haya sucedido
ya es un signo de alarma importante.
Imagen de: www.fotoblog.com
Ana Marco del Rosal
Logopeda.
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