El chupete es un objeto
con una base de plástico que hace de tope, unida a una tetina con forma
de pezón que normalmente suele ser de silicona o caucho. Puede ser una pieza o
de dos.
Además las tetinas pueden
tener múltiples formas destinadas a diferentes momentos.
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Lo usan los bebés y su
función es producir calma, ya que al disponer éstos, desde el nacimiento, del
reflejo de succión, al introducir la tetina en la boca y ser su forma parecida
a la del pezón, el bebé succiona consiguiendo calmarse en momentos de cansancio
o hambre.
Otro uso frecuente es el
alivio que produce ante el dolor de la salida de los dientes.
Otras personas optan por
la utilización del chupete al observar a sus bebés succionar el pulgar y siendo
éste un hábito más difícil de corregir que el propio uso del chupete.
Por los usos que
indicamos, no debería utilizarse el chupete más de los dos años de edad, puesto
que su uso puede convertirse en un hábito y llegar a generar problemas de
dentición, de anatomía bucal; enfermedades contraídas por contaminación de
bacterias; trastornos de habla; aparición de mordida abierta o invertida;
nacimiento de llagas en mucosas orales…
Que se utilice o no
depende de cada padre y/o madre. Hay niños que no lo quieren a pesar de
ofrecérselo, otros que lo usan continuamente, otros cuyo uso se restringe a
dormir, otros como efecto calmante de rabietas…
Podemos leer muchos libros
y recomendaciones pero verdaderamente somos los padres quienes decidimos cuándo
y cómo emplearlo y hasta cuándo hacerlo. Ya que inicialmente el bebé no lo conoce
y no lo necesita. Es una decisión pura de los padres en la que no interfiere ningún especialista.
Es por ello que es
conocido como un objeto “salvador” para muchas familias por ayudar al bebé a
calmarse y dormir.
Pero, ¿por qué el chupete
es algo tan importante para los niños?
Ya hemos dicho que a los padres
les hace la vida más fácil al calmar rabietas, ayudar a conciliar el sueño,
hacer olvidar dolores… pero ¿para los niños?
Los niños nacen con el
reflejo de succión, como ya hemos dicho, y gracias a él, consiguen adquirir su
alimento. Si además por él logran otros objetivos como calmarse, dormir cuándo
están cansados, relajarse ante una situación excitante… se convierte,
finalmente, en su mejor objeto, en algo que forma parte de ellos y de lo que no
pueden separarse. Por ello cuesta tanto su retirada, siendo peor cuánto más
mayores son los niños y por tanto más conscientes; pues cada vez se genera más
necesidad del uso del chupete.
Además, debemos saber, que
el primer año el niño se encuentra en una “fase oral” en la que descubre y
experimenta por su boca y descubrir el chupete es un complemento ideal. Ya que
cuando el niño tiene sueño, está molesto, enfermo, cansado… quiere buscar algo
para chupar.
Imagen de imagebesdecaricatura.com
Es importante hacer un uso
adecuado del chupete:
- Para que no
interfiera negativamente en la lactancia. Para ello ofrecerlo cuándo sea
estrictamente necesario en el primer mes de vida.
- Elegir un chupete
adecuado a la edad del adulto.
- Que el chupete
esté homologado y cumpla con las medidas indicadas para que no se convierta en
un peligro.
- No emplear
cadenas que lo atan a la ropa para que no se extravíe, ya que estás pueden
generar importantes accidentes.
- Esterilizarlo con
frecuencia, sobre todo los primeros meses.
- Si se cae al
suelo lavarlo con agua no limpiarlo metiéndolo en nuestra boca.
- Cambiar el
chupete cuándo esté deteriorado. Algún fragmento del mismo puede producir
asfixia.
A modo de curiosidad, os
diremos que chupete en inglés es “pacifier” que significa pacificador.
Ana Marco del Rosa
Logopeda y
Experta en Atención Temprana
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