Es
la adquisición de habilidades motoras que un niño adquiere a lo largo de su
infancia. Se corresponde con una maduración del sistema nervioso y se forma a
partir del juego y del hacer. Gracias a él, el bebé se descubre a sí mismo y a
todo lo que le rodea. Surge por el deseo de descubrir y de ser autónomo.
La
adquisición comienza en el útero, pues es ahí cuando el feto comienza el
desarrollo de su sistema nervioso; y en los dos
primeros años de vida el niño adquiere el control y sostén de la cabeza, la
sedestación y la bipedestación. En la etapa que discurre de los tres a los seis
años hay una maduración motórica que se manifiesta en el dominio de la marcha,
la carrera y las actividades manipulativas. A partir de los cinco años, el niño
pasa del estadio global al de diferenciación y análisis de los distintos
segmentos corporales.
Como depende fundamentalmente de la maduración y
perfeccionamiento de su sistema nervioso,
hasta que esto no se produzca, no es posible que el niño adquiera las
habilidades y destrezas motoras correspondientes a cada edad.
Globalmente, las secuencias del desarrollo son las mismas en
todos, mientras la velocidad y fechas de adquisición precisas dependen de cada
niño y de factores diversos: su potencial genético, el ambiente que le rodea,
el mismo temperamento del niño, la existencia o no de enfermedad…
Por ello, aunque se den unos momentos en los que se aprenden
determinados hitos, éstos, siempre van a ser orientativos, por lo que los
padres no deben alarmarse si su hijo no ha adquirido una habilidad a una
determinada edad precisa. Deberá esperar, pues quizá su hijo no esté preparado
corporalmente para hacer determinado movimiento. Sólo debemos preocuparnos si
encontramos un gran desfase y en ese caso acudir a un profesional.
La sucesión de las habilidades motoras, en un niño normal, es
lenta, pero continuada durante los primeros años de vida, sin necesidad de un
aprendizaje programado. El niño por sí mismo, a través de su experiencia, va
adquiriendo las habilidades necesarias en sus movimientos.
Es importante saber que el desarrollo psicomotor es
céfalo-caudal: primero se adquieren las funciones motoras de la cabeza (como el
sostén cefálico) y luego las de las piernas y próximo-distal: desde el centro
del cuerpo hacia fuera (de la columna vertebral hacia las manos). Además
sabemos que primero aparecerán movimientos reflejos, posteriormente movimientos
involuntarios que con el juego y el hacer, se convertirán en movimientos
voluntarios.
Además
podemos decir que el desarrollo psicomotor es secuencial (se adquieren
capacidades siguiendo un orden, la primera va a ayudar a conseguir la
siguiente), progresivo (las adquisiciones son cada vez más complejas) y
coordinado (intervienen distintas capacidades).
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